¡QUé FRíO ES BENíTEZ!

El grupo Prisa, en su prisa por acabar con la era de Florentino Pérez, ha debido contratar a Hernández y Férnandez, los desgraciados agentes de Tintín, con la ayuda del distraído profesor Tornasol. Es de risa. Desde que se oyeron los pitos a Rafael Benítez, Hernández o Fernández se apresuraron a seguir una estrategia que incluía  recopilar maldades de Ancelotti o de tratar de lograr las venenosas palabras del argentino Valdano, que ha llegado a decir que Benítez es un entrenador frío, que no transmite.  Amén de haber sido siempre un pelota de Prisa, recibe órdenes directas y explícitas, porque recibe de Prisa un sueldo increíble, inasumible para la SER, que está condenada a contar con las radios suramericanas para cubrir el sueldo. No se puede ser más mezquino o ruin  para hablar así de un técnico, un colega y un entrenador del Real Madrid, del que se ha llevado millones y millones sólo por su verborrea, amén de haber estado siempre con el ojito del Barcelona, vaya usted a saber sus razones. Pero como decía Woody Allen: "Toma el dinero y corre". 

Pero ya digo que la estrategia de Tornasol es de risa. El Madrid gana 8-0 a un equipo sueco. ¿Le recordamos a Valdano su mayor ridículo europeo como entrenador? Una de la mayores vergüenzas madridistas en un torneo europeo tuvo a Valdano como protagonista, cuando dejó a cinco titulares de reserva y le eliminó el equipo danés del Odense, que incluso había perdido en tierras danesas. Un  equipo quizá de peor enjundia que este Malmoe. Fue uno de los mayores escarnios de la historia internacional del Real Madrid. 

El frío Benítez dejó titulares en el banquillo y goleó hasta empatar su propio récord de 8-0 en competición europea, cuando el Liverpool le metió semejante manta al Besiktas turco. Siempre con el gélido Benítez en el banquillo.

Por eso digo que el profesor Tornasol que dirige desde su cúpula reaccionaria el astro del periodismo deportivo se ha convertido en el Mago de Oz del fútbol. No ha podido elegir peor momento para acabar con Benítez.  Ayer le empezaron a pitar al técnico, pero luego aplaudían. Hernández y Fernández, con la ayuda del doctor Tornasol, habían logrado el milagro.

Por mucho que el Malmoe haya venido de vacaciones, como los suecos a tomar el sol español, en estos días de fútbol ni contra un equipo de cojos  es fácil meter ocho goles. Por eso, Benítez ha logrado otro pavo más para comérselo en Navidad. Ya dije que al ganar en Eibar se había asegurado el turrón.  Se demuestra que ese estúpido cuento de las campañas de los jugadores para acabar con su entrenador es una estúpida mentira. La pegajosa y persistente dictadura de los jugadores, incluso de los astros, al final convierte en nada el ataque a Benítez, dado el egoísmo de Ronaldo por los récords. Benítez no es Rastapopoulos.  

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