Mezquino entrenamiento del Real Madrid ante su pandemia de juego y, sobre todo, de una carencias físicas que deberían preocupar bastante a Zidane. Tras un buen ensayo , con baño y masaje en el primer período, como si hubieran ido a una clase de zumba, en el segundo período, el equipo de Zidane dimitió tanto física como técnicamente.
Comprometió tozudamente el resultado y se salvó por un paradón de Courtois, el palo y porque el Eibar era tan inoperante, que necesitó hasta una carambola para hacer un gol. No recuerdo que el Madrid siquiera tirara a gol en el segundo período.
A los cincuenta minutos de jugo, el Eibar se había hecho amo y señor del balón, de las sensaciones. ¿Explicaciones?. Pienso que los años en Kroos y, sobre todo, en Modric pesan demasiado, perjudicados por la mala escenificación táctica de Casimiro. Todo ello creó un descenso al purgatorio, un malestar general en el equipo.
Fue aún peor cuando desapareció Sergio Ramos, también con problemas físicos. El capitán es el único con sentido de liderazgo. Por eso escribo que a Don Alfredo no le hubiera gustado esa abulia general del equipo. Sin fibra, sin pasión, sin garra, como si hubiera jugado un partido de solteros contra casados y, naturalmente, los casados eran los blancos.
Uno siempre ha tenido muchas dudas sobre el amigo francés de Zidane en la dirección del planteamiento físico del equipo. Creo que piensa que estamos en una pre-temporada y se equivoca de todas, todas. El Madrid sufre con su precariedad física. Ya se lo decía a un amigo con sólo presenciar los primeros quince minutos de juego. El Eibar parecía un equipo en plena forma física y el Madrid un enjambre de jugadores extremos con enorme carga cualitativa, con poco recorrido, salvo en su salvaje olfato del gol.
Eso fue lo que salvó el primer encuentro en el Di Stéfano, que a mí me parece un terreno de juego bastante menos ancho y bastante menos corto que el Bernabéu, pero Zidane asegura que posee las medidas similares. Pues, menos mal, porque con un terreno de juego más ancho, el Madrid hubiera sido no más que un polizón en una tormenta.
Forzar la propaganda de que Hazard es el gran fichaje de la desescalada -palabra absurda- es pensar que a Bale no le gusta el golf o que negar que a Vinicius no se le nubla la vista de cara al gol o que Rodrygo se ha convertido finalmente es un jugador sin recorrido, ni sitio, a pesar de las alucinaciones de Zidane, en modo “ataque de entrenador”.
Me decían que Hazard podría poner una ferretería con sus tobillos. Eso es demasiado cruel, repugnante e inadmisible. Aunque de lo que estoy seguro es que Hazard ni es un goleador ni un profeta ni el redentor de un Madrid que sigue casi como dejamos hace meses, con aquella derrota en Sevilla, pero esta vez sólo con los gritos del silencio.
El Real Madrid debió estar en la sauna la segunda parte. Si los jugadores del Eibar le hubiesen apretado les habrían podido dar el susto, pero no fueron felinos sino gatitos !