ROMA 3 0 BARCELONA
Me dijeron ayer que Puigdemont iba cenar en esos restaurantes-sports, repletos de pantallas con todos los partidos del mundo. Creía que era la gran noche del sentimiento catalán. Es decir, el paseo romano antes los gladiadores de Monchi y la hazaña del gran hombre de los lazos amarillos. Sinceramente, no sé lo que habrá cenado en Berlín, pero lo que haya comido seguro que le ha sentado muy mal.
Es un doble orgasmo para los españolistas. Como “Such a night”, una de mis canciones proferidas del gran Doctor John. La soberbia independentista ha sufrido la mayor noche de terror, como si hubiera convertido este martes en el terrorífico Viernes 13 por adelantado.
No sé por donde empezar. Creo que por el abominable partido del Barça en el capitolio romano o la ridícula actuación de un Pepe Guardiola en pleno delirio con su lazo amarillo y su perversa mediocridad.
El partido del personajillo futbolístico que es Valverde, un pobre hombre en el mundo del fútbol, hizo el mas grande ridículo que recuerdo en la historia del Barcelona. Perder una eliminatoria con una ventaja de cuatro a uno es como un récord olímpico griego en la vieja ciudad de romana. Increíble. No existió Messi, perdido entre los centuriones romanos. Un Iniesta en decadencia, un lento Piqué, un lesionado Busquets, un Suárez que tiene caries en los dientes. Todo salvado por un Ter Stegen como héroe hasta que ya no pudo más, porque la Roma había organizado hasta ocho jugadas de gol.
El increíble personaje de la eliminatoria es el gran Eusebio Di Francesco, el increíble entrenador de la Roma, que aconsejado por Monchi, ridiculizó tácticamente al imposible Valverde. Relegar a un Barça al papel de un“sparring” en ringo sangriento, recibiendo golpe tras golpe, sólo está a la altura de enormes entrenadores, com Klopp. Ambos han demostrado en Europa que son los mejores técnicos del continente. Y eso lo han demostrado con sus imaginaciones tácticas,con jugadores sin tantos millones , con sus grandes fantasías de fútbol.
Lo que ocurre es que el Real Madrid es el gran beneficiado de esta tragicomedia independista. Como me decía un amigo, la “flor” de Zidane espera que la Roma caiga en semifinales, pero que no se fie, porque el cordero es un disfraz de lobo o loba romana.
Los comentarios están cerrados.