Año tras año, mes tras mes, día tras día, Casillas no ha hecho más que ensuciar, degradar y fomentar la repulsa más grave a su inmaculada imagen. El «hijo de los ángeles», al gran «niño favorito» de España se disuelve como el azúcar en el agua. Desde la llegada del beso Carbonero Casillas es otra persona, una víctima de la vieja leyenda de la «femme fatale», un ser irritante, egomaníaco, un personaje que tiene más que ver con un «dios caído» como el personaje de Sunset Boulevard de Billy Wilder. No se resigna a su propia decadencia, a reconocer la realidad. Prefiere un mundo de sueños oníricos.
El haber utilizado a Rambo es el error más grave de sus últimas hazañas negativas. Rambo no es más que un personaje del «criptofascismo» utilizado por Hollywood, sobre todo, en las épocas de Reagan y Bush. Rambo es la máquina de lanzar mensajes y frases más fascistas, reaccionarias e increíbles de la historia de Hollywood. Mucho peor que Steven Segal en «Estado de Sitio» o el «fachismo» de Rocky, otra vez del impresentable Sylvester Stallone. ¿De verdad que Casillas se siente representado como Rambo?. Quiero no creérmelo. Me parece patético e incita a pensar que Casillas es un nuevo rico, que pasa a rendir el culto de narcisista del «culte de moi», ya que ha pasado unos días en Francia.
Si Max Nordau estudiara a Casillas, sin duda, le metería en la nueva época del «modernismo» con las redes sociales, el «egomaníaco» que jamás puede ver su propia decadencia, la respuesta de su mundo, a su ocaso. Está escrito y definido. El «egomaníaco» es la persona que está poseído por sus ridículos delirios de grandeza personal y siente una falta de apreciación, de reconocimiento. Al final, se convierte en un ególatra, como la repetición de hasta cuatro Rambos.
Me da pena y vergüenza ajena. No puede pedir asombro y lealtad a un deportista que lleva cuatro años en las cloacas de la portería, con errores lamentables que han costado títulos y fracasos tanto en el Real Madrid como en la selección y, ahora, en el Oporto. Pretender que tan sólo los españoles somos unos desagradecidos y unos rencorosos es como si Miguel Ríos quisiera ser todavía el cantante perpetuo de números uno . Casillas va camino de ser una pesadilla para los españoles porque no nos hemos portado bien con él.
Hace unos meses leí que Rambo es uno de los personajes favoritos de las revistas porno. ¿Por qué? Porque los héroes siempre tienen ser personajes solitarios, que sufren, a lo mejor un soldado, un cowboy o un portero de fútbol. Un meta que no quiere vivir la realidad. Es este el «post-modernismo», en la búsqueda del éxito y la fama hasta la eternidad . Casillas debería comprender que el éxito no es eterno. Como decía George Harrison : «All things must pass» («Todo debe pasar»).
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