UN SADICO CAMPEON DE COPA

FC BARCELONA11ATLETICO DE MADRID

No queda más remedio que darle la enhorabuena al Barcelona como nuevo campeón de Copa. Es algo más que probable, aunque el Celta invente otra marrullería. Y felicitarnos, porque vimos un enorme partido de emoción, de intensidad.

Sin embargo, no puede ser un campeón más mezquino e injusto. Debió perder en el Manzanares. Y, en el Camp Nou, fue el equipo más horrible de los últimos tiempos. Sin juego, sin pulso, como agotado, angustiado hasta la desesperación en los últimos minutos. Un equipo absolutamente mediocre. Un conjunto propiciado por el vertedero que manipula Luis Enrique, que se confirma como el peor entrenador del Barça desde los tiempos de Serra Ferrer. Además, el genio de la lampara sólo apareció en una ocasión, en el momento que aprovechó el oportunista Suárez, que acabó expulsado como debería ocurrir en el setenta por ciento de sus partidos.

Es un campeón injusto y con esa alegoría de la vieja injusticia que propugnaba el marqués de Sade, con su “sadismos”, en “Justine o las desventuras de la virtud”. Nunca se puede escribir sobre la justicia, pero la injusticia si es fácil de de analizarla, de fiscalizar como en esta eliminatoria. Aunque el fútbol no podría jamás sostenerse sin la injusticia.

Las desventuras del Atlético se inician con una segunda parte en el Manzanares en el que el Barça debió perder. Al siguiente paso, ya en el Camp Nou, el Atlético borró de la faz del terreno en los treinta primeros minutos al fantasma azulgrana. Al inútil técnico Luis Enrique se le había ocurrido la feliz idea de que un pusilánime Andre Gomes ejerciera de Busquets. Era como si decidiera que David Bisbal sustituyera a Mick Jagger en los Rolling Stones. En esa media hora, el Atlético debió lograr dos tantos. Pero, amigo, este Atlético carece de un goleador. Para entonces, el Barça había frotado su milagro habitual y apareció el “genio de la lampara”, con la colaboración de Moya. Se hizo la luz una vez más para el Barça.


Pero cuando el Atlético estaba muerto, inopinadamente, Sergi Roberto, que todavía no descifro de que juega, deshilvanó aún más a su equipo. El Atlético tenía mucho tiempo para despedazar al Barça. pero cuando mejor lo tenía, aparece el arbitro de turno pro azulgrana y anula el empate. Pero cuando el Barça ejercía de cadáver, que se arrastraba por el Camp Nou, al impertinente Carrasco se le ocurre hacer una más de sus tontería habituales. Carrasco ya está sentenciado por Simeone.

Aun así, como el Barça es una pena defensiva, Pique le hace un penalti a Gameiro. Aún puede empatar, pero Gameiro le mete el penalti sólo al cielo. Y vuelve a a cerrarse la puerta al Atlético. Más sadismo de la injusticia era imposible. Pero, inopinadamente, otro error defensivo barcelonista de risa, permite por fin el empate al Atlético. La expulsión de Suárez es muy tardía y, aunque el Barça jugó ocho minutos con la soga en el cuello, pagando por su pecado de injusticia. Ya tenía la victoria. Hay que sufrirla. Pero queda claro que lo importante es saber si es preferible asumir la injusticia o ignorarla. Desde luego, el Barça del Genio, no le hizo ni puñetero caso. Donde hay poca justicia es un peligro tener razón.

1 comentario
  1. José David dice

    Julián, explica un poco el tema de la marrullería del Celta porque:

    * Iba a salir con el Madrid con los reservas y la Liga (dentro de un límite) le da igual
    * El Celta está en 3 competiciones, el Madrid en 2. Tiene el calendario más apretado
    * El que cierra el estadio es el Alcalde, no el Celta
    * Cuando desde Galicia se dice que hay «temporal», el equivalente en Madrid sería huracán de gran intensidad. Se han caído árboles, postes de la luz, vuelos desviado etc…

    No nos preocupa la campaña desde la capital porque sabemos que, si el Celta elimina a este gran Alavés, volveréis todos los madridistas a dorarnos la píldora y a vestir zamarras celestes de cara a la final

    Eso sí: la pitada en el Calderón la vas a oir desde tu salón con la tele apagada….
    Y os lo ganáis a pulso que conste…

    Por qué ya no escribes en El Mundo?
    Sigue escribiendo, me gusta leerte.

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