REAL MADRID | 2 | 0 | ATLETICO DE MADRID |
La esencia del mal de este partido es conocer si el diablo ha jugado a favor del Real Madrid o si el Atlético ha sido abducido por los monstruos internos que poseen a un mediocre Simeone.
El Madrid jugó el partido perfecto del taoismo del futbol mundial. Zidane pudo desarrollar inteligentemente el Yang, el sol del renacimiento de un Madrid que estaba al borde del precipicio. Dos goles púdicos e insoportablemente inesperados, incluso para Oblak. La vocación de Zidane como Lázaro es francamente impresionante. Es un paso de dinosaurio en su mundo tan peculiar.
Hay que darse cuenta del fracaso de un vergonzoso Atlético, cuando Simeone, una vez más, fue el mediocre rácano entrenador de los partidos importantes. Su mefistofélico “unocerismo” fracasa y fracasa ante los retos del los partidos esenciales que le convierten en un simple vulgar prestigitador de circo.
Tomemos de referencia el caso Joao Felix. Llegó a la conclusión de que no le gustan los jugadores imaginativos, los que se rebelan ante su movimientos absolutamente despóticos y soviéticos.
A un jugador como Joao Felix, el mejor que tiene, no se le puede obligar a jugar a cuarenta metros del área enemiga y encima echarles la culpa de su fracaso. Simeone ha creado un cisma en el Atlético y creo que su decisión de señalar como culpable al “minhino” es un paso más de su absoluta decadencia en el Atlético, por mucho que le defienda una directiva que limpia sus pecados por adoptar un mediocre Lemar, productor de las “triquiñuelas” de la tesorería atlética.
Zidane se ha responsabilizo en estos tres partidos decisivos, que ha ganado con solvencia. Sabía que era su pasaporte a la continuidad, a pesar de esas voces como la mía, que deplorábamos su maniqueísmo en situaciones caóticas cuando su equipo se atrofiaba ante equipos inferiores.
Es cierto que ha reposado su solvencia en jugadores “matusalónicos” como Ramos, Modric y Kroos y Benzema. Persevera con ellos y los utiliza como pantallas de protección ante un caótico sistema de fichajes advenidizos .
Zidane sabe que Rodrygo, Jovic, Vinicius y compañía son absolutamente inadmisibles. Pero también discierne que son garantía de su protección personal. Su escudo protector del fracaso directivo. Creo que Zidane practicará el gota a gota chino, pero a conveniencia. Mientras, Simeone se adultera en su psicológicamente insignificante mediocridad ofensiva. El Madrid gozó por fin de una victoria balsámica.
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