COLOMBIA | 1 | 0 | SENEGAL |
Sólo he estado una vez en mi vida en Dakar. Fue de paso. Al pasar en taxi por el estadio Demba Diop me fijé en los “hooligans” del fútbol que, como si fueran sombreros, llevan calabazas en sus cabezas. Calabazas también en Rusia.
Es lo normal en la Liga de Senegal. Así es la “navetane”, la liga de fútbol de barrios que apasiona a Senegal. Ese espasmo visceral llena de espíritu por la afición por el fútbol no se relaciona con este fracaso ante Colombia. Sólo hay que pensar en la gloria de Senegal, desde el rey, el gran Samuel Eto´o, estrella en el Real Madrid y en el Barcelona.
No entiendo como su selección ha hecho un estropicio final y se ha quedado sin mundial. Cuando pienso que este país, junto con Nigeria, es el futuro, serán los dueños del fútbol mundial. Pero, ¿cuando?. Ahí es difícil encontrar una respuesta.
Saco esa conclusión porque una vez me dijo Cruyff, que cuando los africanos les diera por el fútbol, el mundo del fútbol sería de ellos. Pero no ha pasado hasta el momento.
Todos los países africanos, incluso los del norte africano, los pasionales Marruecos, Túnez y Egipto se han ido de Rusia con más tristeza que pena. Nigeria se equivocó en los últimos minutos con la “divina esperanza” de Argentina y Senegal, el mejor equipo africano con Mane como Eto´o, pecó de inocente en un primer periodo con la líder del grupo Colombia, que sin James, sin ese Quintero, hoy no tan eficaz, tuvo que saltar al de una nube y salvarse, gracias a una mina llamada Mina, que con dos goles ha impedido el fracaso del “periodista” Pekerman. Otro argentino de psicología.
El esperpento es que el Barcelona quiera vender a Yerry Mina, como sea, por aquel partido increíble en Valencia con el Levante. No es tan malo como dicen. No es posible que docenas de ojeadores se equivoquen tanto para el equipo de Messi, que vive en constante angustia.
Yo creo en África. No sé ni cuando ni donde. Quizá en el desierto de Qatar pueda el fútbol africano dominar el mundo. Por potencia física, por sus características perfectas para el fútbol. Y es que encima no hay que nadar pegando patadas, donde el africano fracasa constantemente en la natación .
Lo paradójico es que también el fútbol con más millones de seguidores que casi en todo el mundo, todavía sea como una piscina donde se ahogan soberbios jugadores como Mane, Guaye, Sarr, Musa, Ogu y compañía. Habrás que implorar al Negus etíope, el emperador de los Rastas , para que llegue el “exudus” del éxito.
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