SIN MESSI, SÓLO OSCURIDAD

El pobre hombre de Luis Enrique debió pactar con Messi su sustitución si el partido se le ponía en franquicia al Barça. Messi le obedeció en el minuto 66. Justo en ese momento, al equipo de Luis Enrique se le fundieron los plomos. Se había ido Neymar y poco después incluso sustituyó a Iniesta. El Barça, de repente, se quedó sin luz, jugaba con unas pequeñas linternas llamadas Munir, Sandro o Rafinha. Si estos tres cracks son las apuestas de Luis Enrique se confirma que su talento como técnico es vulgar, tirando a la complacencia. No es que sean malos jugadores. Son jugadores luchadores, como casi era él. Pero no son estrellas ni nunca lo serán. Luis Enrique tampoco fue nunca algo siquiera parecido. Y como entrenador es un pálido reflejo de su falta de personalidad.

Visto el entrenamiento con este Ajax paupérrimo, manso, sin agallas y sin ambición, el Barcelona actual es un simulacro de aquel Barcelona de Guardiola que llegaba a Chamartín con la marca de Caín y ponía a arrebato al Madrid. Esta vez, el próximo sábado, sólo tiene a su favor al maravilloso Messi, que sin ser el de antes, aún conserva la felicidad futbolística de ser el auténtico espíritu santo de este juego. Neymar es su monaguillo, pero no llega a Messi ni a la rodilla. Así que Messi es más que decisivo para concretar un éxito en Chamartín y, desde luego, a continuación cuenta Luis Enrique con la ventaja que supone que el Madrid haya perdido a Bale, aunque para los «carboneros» es muy fácil sustituirlo -se van a dar cuenta contra el Liverpool- y, por supuesto, lo más importante, que el Barcelona podrá chutar o sacar córners con éxito casi descontado, porque Casillas está en la portería. De hecho, me dicen que el Barça intentará tirar a la meta de Casillas, incluso desde bastante lejos. ¿Problemas con la vista?

Bueno, para empezar esta noche, ya tiene el pobre trabajo en Anfield, madre mía. Porque hay que decir la verdad: el Barcelona ha sido mezquino y casi vulgar ante un simulacro de equipo como el Ajax, pero es que el Madrid está inflado como un globo de plástico chino. Corre una perversa euforia cuando no ha ganado más que a equipos colistas de la Liga. Y ya va listo un conjunto con Modric, Isco y James en el centro del campo. Pasto de las fieras. A la vista estará. Así que mucho se publicará lo que se llama el Clásico -horrible y manqueo nombre-, pero lo cierto es que Madrid y Barça no son lo que tienen que ser esta temporada. Si quieren los corifeos que vean un poco al Chelsea, al Bayern, incluso al PSG, el mismo que le metió un meneo al Barça del vulgar Luis Enrique.

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