REAL MADRID | 2 | 0 | SEVILLA |
Excelente, inesperado segundo tiempo del Real Madrid. El mejor período que le vimos en toda la temporada. Con diferencia. Prodigiosos Modric y Casemiro, que no sólo marcaron, sino que lideraron el juego sutil, rápido, profundo, meticuloso en defensa, con un épico Sergio Ramos, en su mejor versión de la temporada. Además, con un Reguilón, que jamás le dio soltura táctica a Navas, confundido y aturdido, por los devaneos de ese globo que cada día hincha más el Bernabéu llamado Vinicius.
Pero la desgracia es que Benzema volvió a quedarse a cero. Ni rastro de un goleador. El magnífico partido madridista se quedó en una angustia hasta el terco disparo de Casemiro, que como dije el otro día, la intrusión de Llorente, le ha vuelto a provocar la mejor versión de sí mismo. Tácticamente y por su incisión en el ataque, un partido soberbio del brasileño.
Este resultado magnifica el espíritu de entrenador de Solari. Habrá alguien que todavía le acribille a pinchazos de “vudú”, por la triste cuestión de Isco o de Marcelo, pero sabe cual es el mejor camino de su equipo, a pesar del provocador “moño” de la Casa Blanca de no dejarle ni la posibilidad de ficharle un goleador. Creo que Florentino se equivoca en esa bravucona filosofía de fichar “medias puntas” promesas, que no sirven absolutamente para nada.
Ya no suenan las maracas de Machín. En dos partidos ha resucitado a un “muerto” Athletic de Bilbao y lleva al Sevilla a los infiernos de la Macarena. Creo que se han precipitado en proclamarle como el nuevo”sabio” del fútbol andaluz. Me parece un técnico que ha castigado a su Sevilla con un esfuerzo supremo en la primera vuelta de la Liga y que empieza a pagar solemnemente.
Su planteamiento de aguantar al Madrid en defensa, como hizo en la tragedia blanca del Pizjuán, era muy difícil que le hubiera salido bien, ahora que su equipo ni tiene la frescura ni la velocidad, con Sarabia y Vázquez muy mermados en el físico y con dos delanteros como Ben Yedder y Silva, que son jugadores de área, no goleadores de a cuarenta metros de la meta contraria.
Luego tenemos el terrible y triste show de Mateu Lahoz. Se ha convertido en un arbitro megalómano, que supone que siempre tiene que ser la estrella del partido. Desde el piropo de Mourinho, sólo ha crecido en ese arbitraje estúpido, de seguir, aunque maten a los jugadores. Como en el cabezazo de Vázquez a Modric o las “caricias” de Banega, en la decadencia, que mereció ser expulsado. Mateu se empina como el reyezuelo que nadie le ha votado en el arbitraje.
Si el Madrid sale de esta procesión de calumnias en su juego, sólo habrá un culpable. La valentía de Solari, que no hace caso a nadie, sólo a su conciencia de técnico, a pesar de que le acorralan, las bajas, las críticas. Es como Thomas Edison, que se defendía en decir que se podía equivocar mil veces, pero los que se empeñaban en proclamar que todo es imposible, no deberían interrumpir a los que lo intentan.
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