TUTTO ANCELOTTI

La verdad es que para ser este uno de los mejores equipos de la historia del Real Madrid, el Liverpool, plagado de suplentes, le buscó las cosquillas y el equipo blanco casi terminó pidiendo la hora.

Los jugones, los tocones parece que no tuvieron su día, a pesar de que a Brendan Rodgers le dio un ataque de entrenador y puso una alineación sin sus cinco mejores jugadores. Es decir, el repóquer de ases del equipo. El magnífico lateral que es Williams, su capitán, la leyenda roja Gerrard, Sterling, Coutinho e incluso Ballotelli. Y como es el estilo de Brendan, los de Anfield salieron a tocar y a tocar, con tanto mareo que el Liverpool no disparó hasta el minuto 55, ni lanzó un córner hasta el minuto 68. Es un equipo que rasca, rasca y no hace ni cosquillas. Sin Sturridge no mete un gol ni al arco iris, como en todos estos meses.

Menos mal que Benzema apareció enchufado y salvó el entuerto, porque el Madrid se paseó como alma en pena. Y en el segundo período el equipo estaba tan partido que Ancelotti metió a Bale en el puesto de Isco y éste al puesto de Bale. El gran lider Isco del Podemos futbolístico no podía con la botas, había sido una máquina de perder balones, pero se le aplaudía. ¡Qué gran partido el suyo!, me decía un espectador. Uno agacha la cabeza y se rinde al poder de Podemos. Al igual que James, que sólo jugaba andando por su autopista del lado derecho.

Luego, encima, el pobre Marqués del grillo, nuestro querido Ancelotti, tenía que soportar la ansiedad de Cristiano para hacer un gol y barrer a Raúl del mapa. Pues nada, fue un desastre. La misma ansiedad que Messi con el récord de Zarra. Son jugadores tan obscenos y unipersonales que sólo conocen el camino de la megalomanía. Insoportable. Pero da igual.

El fútbol se ha convertido en pequeños senderos de gloria. Con un solo partido los gurús te llevan a tocar las mismas puertas del cielo. Otro partido te lleva por camino de charcos y perjuicios.

Bueno, algo parecido con nuestro querido Ancelotti, que como Pavarotti, ahora es tutto en el Real Madrid. Hasta le suplican la renovación inmediata «por un buen puñado de dólares», que escribía su paisano Sergio Leone. Son los mismos que hace tan sólo un mes y pico se preguntaban si el técnico italiano llegaría a comerse el taccino, el pavo por Navidad. Ahora, dicen que es tutto, que es el genio de la música, el que canta la mejor aria, como en Tutto Pavarotti.

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