REAL MADRID | 4 | 1 | REAL SOCIEDAD |
Fue el mejor partido que le he visto al Real Madrid en toda la temporada. Es posible que el gol imprevisto de Camavinga haya descoyuntado a la parca Real Sociedad , pero el equipo de Ancelotti jugó con más decisión que nunca , con continuos movimiento tácticos entre líneas, lo que no se había visto llamativamente con anterioridad.
La goleada blanca tiene un perfume balsámico. Como si se hubiera dado un baño y masaje ante el cacique directivo del. PSG . No ha podido ser más oportuna una goleada, cuando han sido pocas veces las de marcar cuatro goles a pesar de su superioridad en la tabla.
Y es que ante el secular “cerrojo del tío Benito”, un descarado e inoperante cerrojo donostiarra , los goles había que hacerlos desde media distancia. El más precioso el de Modrid una vez más, el más decisivo , con la zurda, con la campana casi sonando del primer asalto.
No me gusta las proporciones esquemáticas de Imanol Alguacil, que una vez con el Real Madrid, como en Anoeta , ha salido alguacilazgo. No tiene jugadores para sacar el balón hacia delante con mínima solvencia.
Perdí la cuenta de la cantidad que desperdiciaron por intentar jugar con el supino fallo de jugar al balón.
Remiro estaba más nervioso que un novato en un parque eólico. Y en cuanto a Merino, lento, con poco poderío posicional, mencionarle su entrenador como mejor jugador de la Liga es un farol de un pésimo jugador de póker. Por otra parte, ni Oyárzábal ni Isak hicieron una jugada de peligro. Rotundo fracaso de la Real ,un suspenso devorado por un insaciable Real Madrid.
Por fin, porque no tenía más remedio puso a Camavinga en su sitio y se lo agradeció con un gran gol. Insistir en Rodrygo es una pérdida de tiempo, mientras que Vini sigue con sus regates fantasmas y con un supino temor a disparar a puerta no se le vaya al honroso techo metálico actual del estadio.
La camiseta blanca , con ese escudo real pesa en el sistemas nervioso de todos los jugadores que aparecen por el Bernabeu . El miedo puede ser que el PSG le cause una muerte súbita, a pesar del riego de los puñales Neymar, Mbappe y Messi. No se olvide ese nombre. Se transfigura como un ajedrecista de magníficos jaques- mates en el terreno de juego de sus grandes días.
El ensayo general para la “ópera” del miércoles ha sido magnifico, esperanzador , de ensueño y con la vitalidad que da volver a meter cuatro goles. Algo muy medicinal.
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