VINICIUS, EL NUEVO NARCISO

Aspera contienda entre Caín y Abel. En definitiva, ¿Quien fue Caín?. ¿Quien fue Abel?. Es como discernir el significado de la serpiente de Jehová. La verdad es que fue un desafío formidable.

Competido, una pelea a campo abierto, como si fueran una pelea entre Cassius Clay y Sonny Liston. El Madrid se aprovechó de veinte minutos prodigiosos de alta presión, con un notable Benzema, pero se le acabaron las pilas. Y el Madrid se desequilibró. El pobre Marcelo tuvo que soportar casi un constante dos contra uno, entre Semedo y Malcolm. Vinicius no estaba por la labor de ayudarle, demasiado preocupado en demostrar que es mejor que nadie. Y cuando lo hacía, Semedo le hacía un trapo al brasileño.

Tiene un grave problema el Madrid con Vinicius. Entre los piperos y los mandarines, han elevado a Vinicius a la categoría de los divínos del fútbol. Nos hemos topado con un nuevo Narciso, pero esta vez no se trata de Ronaldo. Vinicius ni posee el don del gol ni es un jugador decisivo. Ni, probablemente, jamás lo sea. Sin gol, es excesivamente díscolo e individualista. Se cree que el mundo del fútbol gira alrededor de su típico desplante de pretensión de estrella. Lo encumbran como si tuviera doce años. Tiene dieciocho y a esa edad, sin ir más lejos, Raúl se hinchaba a meter goles. Si se cree Solari que con Benzema y Vinicius habrá goles, se caerá del banquillo, en los grades compromisos.

El Madrid acabó con la alineación que debió ser titular. Con Casemiro, Asensio y Bale. Siempre ocurre igual. En partidos tan grandes tienen que jugar los mejores. Solari, quizá ensoberbecido por los halagos de los gurús, se creyó un iluminado en Barcelona y se equivocó con Llorente, que parecía un pollo sin cabeza, un estajanovista Lucas Vázquez, que no pasa de ser un oficinista del fútbol. Además, ni cayó Solari en la cuenta que Jordi Alba es buenísimo con las diagonales de Messi. Sin ellas, se queda en un defensa atacante más. ¿Para qué jugar entonces con el pobre Lucas Vázquez y Carvajal, sin proyección ofensiva, inutilizados en la banda derecha?. Gran error de Solari.

Aún sin Messi, el Barça se comió al Madrid en buena parte el primer tiempo y casi el segundo tiempo. Pero cuando apareció Messi, era ya demasiado tarde. Sufrían los azulgrana verlo padecer en el juego, por su precariedad física. Sin el mejor jugador del mundo, el Barça no podía pretender que todo fuera decisivo con Malcom y Semedo, porque Suárez sin Messi, también es un gato sin uñas. Aún así Malcolm hizo un gol, con el despiste de Ramos.

El Barça se asustó con Bale. Pero aparecer en los últimos minutos era como pedirle el milagro de un santo. Aún así, fue el que sembró la inquietud en los azulgrana y le dio al Madrid la potestad de poder definir el encuentro. Pero Bale es un proscrito.

Gracias a Pique, a la magnífica posición de Busquets, el Barça pudo empatar el partido. Siempre dio la impresión de que no podía pasar del empate. Hace tiempo que el Madrid no tenía una oportunidad tan clara para ser el Caín del partido. Y todo con esa presión que no veíamos con los dispositivos pueriles de Ancelotti y Zidane. El Madrid se pareció al Madrid de Mourinho, en aquella semifinal de Copa, que ganó tres a uno en el Camp Nou.
Si se creen los madridistas que tienen la eliminatoria controlada, volverán a equivocarse. Con Messi sano, el Barça podrá ser el auténtico Caín en el Bernabéu.