ZIDANE NI PIO

Algo huele a “podrido en Dinamarca”, cuando el fantasma del fracaso aparece con la guadaña de San Paolo en el primer período del lance y el cuerpo del Madrid se desintegraba en lágrimas, con la marca del fracaso. Algo huele mal  en el Madrid cuando sólo la fe del Ramos puede salvar a un equipo que asombra por su propia corrupción táctica.

El Nápoles es peor que el Eibar, bastante peor, aunque el cuerno del demonio napolitano, el famoso “cornicello” sonaba con estruendo en un primer periodo lamentable del Real Madrid. Salvarse por los goles de Ramos, como auténtico salvador, héroe y milagrero significa algo preocupante para un equipo. Y el foco apunta a Zidane, como único responsable y mediocre creador de la podredumbre de un equipo que tiene el grave problema de dos delanteros absolutamente inútiles, que implica  a un conjunto a  jugar con dos menos.

Patético, porque Zidane me ha demostrado sobradamente, partido a partido importante, que no tiene ni idea. Se le ocurrió con un Nápoles armado hasta los dientes,  con cuchillos, pero sin pólvora y  agotado, desmembrar a su equipo de acciones ofensivas. El único que existió en ataque en el primer período fue Bale, mientras que Ronaldo y Benzema incluso hacían el ridículo en los centros del galés. Pues, bien, lo único que se le ocurrió al mediocre técnico francés es incrustarlo más en el centro del campo en la segunda fase, como “culpable” del fracaso ofensivo, en ayuda de un Modric en bajísima forma, que había sido incluso el culpable por su posicionamiento   en el gol napolitano. En ese momento, el Nápoles parecía que habían inventado la “pizza” con los condimentos de un mediocre Zidane.

Lo que hizo Zidane con Bale en el segundo tiempo fue darle hasta los huesos, como si lo lavara de la radioactividad inútil de Ronaldo y Benzema, incapaces de hacer una sola jugada de gol. Y acabó con sustituirlo. Zidane prevarica con su compatriota argelino Benzema y tiene miedo a Ronaldo. Con este sentido sin sentido, tiene las piernas muy cortas y le van a llevar al fracaso más absoluto, porque algún día la fe de Ramos no le aparecerá como si fuera el redentor del Madrid y ofrecerle dos regalos. Lo preocupante es que el Nápoles  es un equipo flojo, bochornoso, que  cuando se le escapó la sangre, desangrado por las propias sangrías barrocas del reino  de Nápoles, con ese pobre técnico que es el populista Sarri, se quedó  sin fuerzas hasta incluso regalarle un gol a Morata.

El problema es la desconexión absoluta en el colectivo blanco. Es un problema de Zidane. Ni la BBC ni Modric, ni Keylor Navas ni Florentino. Algo huele a podrido en el vestuario blanco y Zidane es incapaz de tirar la basura.